Los microorganismos, las plantas y los animales se comunican mediante el intercambio de moléculas químicas.

El gusto y el olfato son los sistemas de comunicación más antiguos que nos dan información del mundo exterior, y nos han ayudado a catalogar los elementos que le pueden servir de alimento. Los olores además de tener un papel fundamental en los sabores de los alimentos también están muy relacionados con los sentimientos, las emociones, el estado de ánimo o la memoria.

Sin embargo, los humanos al pasar a una postura erguida, alejamos la nariz del suelo y dejamos de utilizar el olfato como sentido primordial de alerta.

Actualmente se han desarrollado narices electrónicas, dispositivos que son capaces detectar determinadas moléculas químicas en concentraciones muy bajas antes de que sean perjudícales para la salud.

El taller consistirá en una charla donde se introducirá a los asistentes los sentidos del olfato y gusto, seguido de una serie de pruebas para ver la implicación del olfato en los sabores o poner a prueba su discriminación y memoria olfativa.